miércoles, 27 de abril de 2016

Tebeos

Todos vivimos nuestra existencia como si de una narración se tratase, cuyo personaje protagonista fuéramos nosotros mismos. 

A diferencia de una novela, nuestra vida no se compone  sólo o principalmente de diálogos o descripciones. Nuestra biografía personal es, fundamentalmente, una sucesión de imágenes. La vista es, de entre los sentidos humanos, el que más determina y condiciona nuestro aprehender el mundo. 

En ese sentido, el trayecto vital se parecería más que a una obra literaria, tal vez, a una película. Pero los filmes son unidireccionales: Comienzan, transcurren y acaban en plena sucesión lineal. Nuestra vida, aunque objetivamente responde a ese mismo patrón de linealidad, subjetivamente, y gracias a ese artificio que nos hace ser lo que somos llamado memoria,  también puede ser vivida en bucles, a saltos saltos adelante y en retroceso. Vivimos pues como quien, leyendo un comic, echa de vez en cuando la vista atrás para releer capítulos anteriores, o vislumbra un poco lo que se viene encima mirando páginas venideras. 

En la vida, como en el cómic, el tiempo es una dimensión relativa. Algunos sucesos de nuestro existir parecen pesar muchas páginas en una hipotética biografía nuestra, y otros podrían liquidarse en un par de  frases. 

Nuestras biografías, al final, son como los tebeos. 

1 comentario:

luis echánove dijo...

solo discrepo con lo de que las películas sean lineales. Hay infinidad de películas en las que la línea de tiempo va hacia delante y hacia atrás en función de las necesidades de la narrativa. También son las elipsis un elemento clave en la narración cinematográfica. Por no hablar de secuencias que transcurren simultáneamente o se solapan. De hecho creo que las películas que siguen una línea temporal continua son las excepciones tipo "crimen perfecto de Hitchcock o Birdman de Iñárritu