lunes, 25 de abril de 2016

Estrasburgo en la historia de la heterodoxia espiritual y el esoterismo

Alguien ha llamado a Estrasburgo una de las capitales mágico religiosas de Europa, y, sin duda, argumentos no faltan al respecto. Masonería, alquimia, Rosacruz, catarismo, teosofía…todas las grandes corrientes esotéricas europeas parecen haber convergido en uno u otro momento de la historia con fuerza en Estrasburgo. 

A fines del siglo XII e inicios del siglo XIII brotaron en Europa una multitud de grupos cristianos disidentes. La ciudad de Estrasburgo estuvo íntimamente vinculada al origen y desarrollo de muchos de estos grupos. Hacia 1170 Pedro Valdo, un comerciante de Lyon, comienza a promover una nueva doctrina de rechazo al poder de la Iglesia y sus dogmas, al culto de los Santos y la Virgen y al papel del clero, así como en favor de la idea de una comunicación directa entre los fieles y Dios, sin necesidad de intermediarios. El grupo creado por Valdo, los llamados valdenses, en seguida logró arraigar en Estrasburgo y en Alsacia en general. Fuentes de la época afirman que hacia el año 1,200 la ciudad acogía a al menso 500 valdenses. En 1211 el arzobispo de la ciudad inicio una represión brutal contra el movimiento herético. Más de 80 valdenses y otros herejes fueron quemados en la hoguera en Estrasburgo en ese año, dándose así inicio a una varios siglos de persecución en toda Europa. 

Según las crónicas de la época, además de valdenses, también muchos cátaros fueron condenados en esa ocasión y es que, aunque fue en el sur de Francia donde este grupo cristiano había logrado arraigar y establecerse como una iglesia organizada con más fuerza, la ciudad alsaciana tampoco quedó inmune a su influjo. 

En el mismo periodo, un tal Orlieb de Estrasburgo y el teólogo Amaury de Bene predican una versión totalmente panteísta del cristianismo, negando los principales dogmas católicos y oponiéndose también a la iglesia. Sus muchos seguidores, los llamados Hermanos del libre espíritu, sostenían que Dios estaba en todo y en todos a través de la presencia del Espíritu Santo, negaban la existencia del pecado y la divinidad de Jesucristo. Estas posturas y su rechazo de la validez de la Iglesia, de los sacramentos y de la Sagradas Escrituras hicieron que fuesen condenados en 1216 por el Papa Inocencio III , acusados, entre otras cosas, de promover el amor libre y el nudismo. Pese a ser perseguido duramente este movimiento logró establecerse con fuerza, durante toda la mitad del siglo XIV, en Estrasburgo y todo el valle del Rin, hasta su virtual desaparición a inicios del siglo XV. 

Los hermanos del Libre Espíritu no fueron la única secta de perfil esotérico en echar raíces en Estrasburgo. En 1518 la ciudad del Rin vivió lo que muchos autores han considerado uno de los mayores misterios de la historia de la medicina: De forma súbita y sin causa a aparente una mujer llamada doña Troffea comenzó a danzar frenéticamente y sin descanso, contra su voluntad, en medio de las calles de la ciudad. En seguida docenas más de personas se sumaron al baile, y al cabo de un mes eran ya 400 los danzarines enloquecidos. Muchos morían en el curso de su baile, de extenuación o paro cardíaco. Las causas de tan extraño fenómeno nunca han quedado esclarecidas; para algunos, se trataría de un fenómeno de histeria colectiva; para otros, de una epidemia de ergotismo, la intoxicación por consumo de centeno contaminado por cornezuelo, que producía espasmos y alucinaciones. No obstante, ninguna de las dos explicaciones parece completamente acorde con los síntomas observados en los involuntarios danzarines. Una tercera interpretación ve en el sorprendente suceso una forma ritual de una secta heterodoxa. 

Estrasburgo jugó también un papel fundamental en el origen de la masonería que, como es sabido, surgió como una organización gremial de canteros y constructores de Catedrales, a fines de la Edad Media. La organización de canteros de la ciudad ostentaba el título de Gran Logia de los masones alemanes. En 1459 los líderes masones germánicos, reunidos en Ratisbona, decidieron que en adelante el maestro de obra de la Catedral de Estrasburgo fuera además considerado presidente perpetuo de todas las logias de Alemania. Durante el siglo y medio subsiguiente la corte de resolución de disputas entre logias masónicas alemanas operó basada en Estrasburgo, hasta la anexión de Alsacia a Francia por parte de Luis XIV. La masonería gremial original derivó, en el siglo XVIII, en la llamada masonería especulativa o francmasonería, una poderosa organización secreta que ha jugado un papel fundamental en el desarrollo del pensamiento moderno desde la Ilustración. 

La capital de Alsacia está así mismo íntimamente vinculada al origen de la misteriosa orden de los Rosacruz, de perfil semejante al de la masonería aunque de un tono más ocultista. Uno de los principales libros fundacionales de esta sociedad secreta, ‘La boda mística de la Rosacruz Cristiana´ fue publicado en Estrasburgo en 1616 por el místico y alquimista Johannes Valentin Andrae (1586-1654). El Lectorium Rosicrucianum, una de las sociedades Rosa Cruz contemporáneas más activas, mantiene hoy una presencia permanente en Estrasburgo. 

El martinismo, una corriente esotérica muy relacionada con la tradición rosacruciana, también se vincula a Estrasburgo, ya que su fundador, el marqués de Sant-Martin (1713-1803), se inició en el pensamiento esotérico en Estrasburgo, de la mano de la noble local Charlotte Broecklin, que le introdujo en los escritos de Jakob Bohme y otros ocultistas de la época.

La alquimia, otra de las grandes tradiciones del esoterismo Europeo, también se vincula de una forma especial a esta ciudad. San Alberto Magno (1200- 1280), tenido en vida, ademas de por filosofo y cientifico, por mago y alquimista, fue profesor en la universidad de Estrasburgo. El gran alquimista Hieronymus Brunschwig (1450 - 1512), nació y desarrolló su obra en Estrasburgo. El también alquimista, así como astrólogo y medico suizo Paracelso (1493- 1541) residió en la ciudad del Rin antes de instalarse en Basilea. El ‘Theatrum chemicum’ (o ‘Teatro químico’) un compendio de escritos alquímicos de varios autores, fue publicado en seis volúmenes a lo largo de varias años por el editor estrasburgués Lazarus Zetzner, durante las primeras décadas del siglo XVII. La obra reúne todo el saber alquímico del momento y una autentica considerada la Biblia en la materia. El ocultismo alquímico pervivió varios siglos en la capital de Alsacia. Hay constancia de que en 1770 Goethe, durante sus años de estudiante en la universidad de Estrasburgo, ingresó en una sociedad secreta alquimista denominada los Hernhuter, que congregaba a un buen número de ocultistas de la ciudad. 

El célebre conde de Saint Germain (1696- 1784) un enigmático personaje, conocido por ser una figura recurrente en varias historias de temática ocultista, sería, según cierta versión de su biografía, hijo de un medico de Estrasburgo. La ciudad también ocupa un papel importante en la biografía del italiano conde de Cagliosto (1743 – 1795), otro oscuro y fascinante personaje del esoterismo europeo, discípulo de Saint Germain, genial alquimista y mago para unos, e impostor para otros. Hacia 1780 Cagliosto se instaló en la ciudad alsaciana, acogido por el cardenal-príncipe Rohan, máxima autoridad política de la urbe. Despertó el entusiasmo y admiración de todos y fue reclamado por las élites y el pueblo debido a su supuesta capacidad para realizar curaciones milagrosas. Según el mismo, fue en Estrasburgo donde creó la llamada Masonería Egipcia. 

El famoso ocultista René Schwaller de Lubicz (1887-1961) especializado en geometría sagrada y en esoterismo del antiguo Egipto, era de Estrasburgo, donde pasó su infancia y juventud, adquiriendo su interés por la alquimia tal vez en la farmacia que su padre poseía en la ciudad. Según investigaciones de Jacques Bergier, Schwaller sería además el personaje real detrás de Fulcanelli, el autor anónimo de El misterio de las Catedrales, tal vez la obra cumbre del esoterismo en el siglo XX. 

La vinculación del esoterismo a Estrasburgo ha continuado sin solución de continuidad hasta la actualidad. Una de las figuras señeras en el origen de la Sociedad Teosófica, tal vez la principal organización ocultista moderna, fue la estrasburguesa Caroline Marthe North-Siegfried (1866-1939), creadora en 1920 de la Biblioteca Pitagórica de Estrasburgo, que aún subsiste.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante Graciassssss