miércoles, 18 de enero de 2012

Compro islas

Uno de los escasos efectos positivos que le encuentro a la horrible crisis financiera internacional actual es sus efectos en la caída de los precios de las islas. Por razones difíciles de entender, incluso para mí mismo, siempre me han fascinado estos accidentes geográficos. Ocasionalmente, buceo en el puñado de sitios de Internet dedicados a la venta de islas, islotes, atolones o incluso archipiélagos enteros. Practico esta  esquizoide afición con la obvia intencionalidad de fantasear con la idea de imaginarme reino y señor de mi propia micro-nación insular (ningún hombre es una isla, pero poseer una isla propia constituye el paradigma mayúsculo del egocentrismo). Nunca, pues, me había planteado en serio, ni remotamente, la posibilidad de comprar una isla. Sin embargo, con la brutal caída de precios que estoy constatando, por primera vez he dejado que la idea comience a fluir desde la fantasía pura al ámbito de la especulación racional.

Las islas, hoy en día, están de saldo. En estos tiempos, con apenas 20,000 euros puede uno comprarse un islote en medio del lago Gatun, en Panamá.  Según la publicidad al respecto, el lugar está atiborrado de tucanes, loros y monos, aunque no queda claro si el valor de tales animales queda incluido en el precio. Por 40,000 nos podemos hacer con el estupendo cayo Barnard, en Florida.  60,000 euros bastan para comprar una isla rocosa de unos 15,000 metros cuadros de extensión en  Escocia, llamada Eilean an Seamraig. Aunque carece de árboles, una bella pradera ocupa casi toda su superficie, y las vistas del entorno, en medio del archipiélago de las Hebridas, parecen excelentes. 


Si elevamos nuestro presupuesto un poco, las gangas resultan todavía más evidentes. Por algo menos de 100,000 euros podemos escoger entre diversas islillas boscosas en Canadá o Nueva Inglaterra.  Pero el gran chollo es, desde luego, la exótica isla de Duda, en el río San Francisco, en Brasil: sus 330,000 metros cuadrados (3.3 hectáreas) de palmeras y playas arenosas,  se venden a ½ euro el metro cuadrado, esto es: 150,000 euros en total… lo mismo que un apartamento  de 70 m2 en el madrileño barrio del Puente de Vallecas tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.


(Foto: Luis Echanove)

1 comentario:

carmela dijo...

Juan, me parece genial y de lo más tentador el tener una isla propia. Yo siempre lo he pensado, quizás por eso tús genes lo han heredado