jueves, 14 de abril de 2011

Fechas

Deja por un momento aquello que te sientes obligado a hacer y cierra los ojos, tan solo unos segundos. Ahora piensa que tienes cinco años y acabas de llegar del colegio, y la tarde se abre diáfana ante ti, dispuesta, lisa y limpia como una pizarra, para que la rellenes con juegos, con lecturas de tebeos o con un rato de dibujos animados en la tele. O imagina tal vez que tienes diecisiete años y es sábado por la mañana, y la resaca aún te puede, pero te sientes dueño del mundo porque te ligaste anoche a esa chica que parecía imposible. O ponte en la tesitura del día que nació tu primera hija, cuando viste su cuerpo de pez por vez primera, llorando de rabia alegre por venir a este mundo loco, y vuelve a sentir esa emoción dulce y primaria que te dejó mudo.

Y ahora proyecta tu mente a ese momento antes de que todo se apague, cuando ya ante ti no haya ya pizarra alguna en la que dibujar, ni tardes de sábado por delante, ni nueva carne de tu carne que comienza su andadura. Haz memoria de ese momento final que aun no has vivido, pero un día vivirás. Haz memoria, si, del día en que te mueras y en seguida comprenderás que todas las fechas valen lo mismo en el calendario y que, el secreto, al final, se escondió en esa tarde de la infancia, en esa mañana de la adolescencia, en ese día en que tu hija nació, y en todos y cada uno de los segundos alineados como hormigas a lo largo de tu andadura. Porque vivir, a fin de cuentas, es solo sentir.

(Dibujo de Ignacio Huerga)

1 comentario:

carmela dijo...

Juan, que bonito y romantico, me encanta como escribes