lunes, 6 de abril de 2009

Olvido y memoria

La melancolía es la única forma de dolor que no rehuyo. Escucho la música de entonces. Regresan los momentos concretos. El salón de una gran casa en la calle Mayor, con sus haces de luz cruzando a través de los balcones. Un día de sol en las calles de Zagreb, en el comienzo de la primavera. Mirando el agua oscura en el puerto de Ondárroa. La sonrisa de Eva al despertarse, una mañana radiante, en aquella habitación de tejado de madera y ventanas abiertas a un jardín. ¿Porqué algunos recuerdos los guardamos para siempre? ¿Porqué retenemos los tonos precisos de esas cápsulas de tiempo? Veo dibujar a mis hijos soles y lunas de colores. ¿Será éste uno de esos difusos minutos que guarden siempre?


(Foto: Luis Echánove)

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