viernes, 27 de febrero de 2009

Silencio

Vivimos en complejas sociedades, saturados de información que apenas podernos asimilar. Cada vez que abrimos un periódico, leemos una revista, miramos la televisión o navegamos por Internet, cantidades ingentes de cifras, noticias y punto de vista llegan a nosotros. Caminamos sobre una realidad formada (o deformada) de imágenes y palabras que somos incapaces de procesar. Esa multiplicidad, esa atosigante y desbordada riada de objetos visuales, sonidos y letras nos acompaña casi cada segundo, en nuestro andar por las ciudades que habitamos, al conducir, al trabajar...nuestros días consisten en exponernos a sofisticadas proyecciones vertidas a raudales sobre oídos y retinas.

El silencio, en nuestras vidas cotidianas, es un lugar inalcanzable, una meta utópica lejana e inasible. La posibilidad de enfocar la atención de manera limpia a un solo objeto ha desaparecido de nuestro horizonte. No sabemos mirar a través de esta desordenada cortina. Confusos ante el raudal de datos, nuestros ojos han perdido la cualidad de apaciguarse y sumirse en la contemplación de algo en concreto.

Observadores del caos, oidores del ruido. Eso somos, en eso nos hemos convertido.
(Foto: Luis Echánove)

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