jueves, 24 de julio de 2008

Maneras de vivir

El hábito no hace al monje
Hay un monje italiano septuagenario que es cantante de heavy metal. Hace unas semanas inauguró en Padua el festival de Rock “Gods of Metal”. El fraile sale a escena en hábito y chancletas clericales. Gasta tonsura y una larga barba blanca de esas que uno sólo puede imaginar en un monje medieval. He leído en Internet un par de entrevistas y el hombre sabe bien lo que se hace. Con toda sabiduría, asocia el rock duro al gregoriano. Ve en el sonido rotundo un camino directo hacia la trascendencia, un instrumento místico para alcanzar lo divino. Le he escuchado en Youtube y la verdad es que su cavernosa voz y los acordes rasgados de los guitarristas de su banda tienen poco que envidiar, en cuanto a autenticidad rockera, a Metallica, la banda que “convirtió” al heavy a este fraile.

En el fondo, como todo buen forofo del románico sabe, el monacato siempre ha sido proclive a la estética metalera, como las gárgolas de monstruos y dragones de tantos claustros medievales claramente prueban. Yo estoy seguro de que en Silos, en Chartres, en Montecassino, hace ochocientos años, las voces limpias que resonaban en las capillas abadiales provocaban en la feligresía algo parecido a lo que Fratello Metallo (nombre artístico del capuchino del hard rock) causa en los jóvenes italianos que acuden a sus conciertos.

Esperemos que Ratzinger se aficione al punki pronto. Creo que con el pelo de verde atraería a más publico que con la capa de armiño.

(Foto: Luis Echánove)

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