viernes, 13 de junio de 2008

Verano en Plescen (1)

(Cuento por entregas)


Plescen era un pueblo pequeño y semejante en muchos aspectos a los demás de la región. No por ello carecía de personalidad. Al contrario que otras poblaciones de la comarca, en aquel lugar las casas no estaban pintadas de vivos colores, sino que dominaban las construcciones de piedra sin acabado. Eso era, precisamente, lo que me seducía de Plescen.

Llegué una tarde del mes de junio. Soplaba un viento poderoso del norte, aquel que arrastra la humedad del gran lago y cubre los campos con una espesa capa de escarcha. Estoy acostumbrado a los climas ásperos, pero siempre me ha disgustado el viento fuerte. El viento te impide pensar, te condiciona.

Recorrí la larga calle principal abrigado en la gruesa pelliza. Me había apeado de la diligencia en el cruce del camino hacia Soproz, a un cuarto de milla del centro del poblado. Mientras caminaba, con los ojos apenas entreabiertos para protegerme del aire cortante, no deparé en las primeras casitas, alineadas a uno y otro lado del rectilíneo camino. Llegué a la puerta de la posada sin alzar la vista, de modo que, cuando me quise dar cuenta, ya estaba dentro. La sobria fachada de aquella caserona ejemplificaba como pocas la tradición arquitectónica del pueblo.

Era una posada poco confortable, o al menos esa fue mi primera impresión. Una enorme chimenea central calentaba la gran sala de la planta baja. En torno a ella, en el círculo de bancos de madera, platicaban algunos parroquianos. A un lado de la puerta un simple poyete alto de piedra hacía las veces de mostrador. Al fondo de la gran pieza, en una zona a la que apenas sí alcanzaba la poderosa luminaria de la hoguera, ascendía una vieja escalera de madera.

El cantinero me atendió con solicitud, pero a la vez con cierta frialdad. Su amabilidad resultaba un tanto afectada, con un deje de distanciamiento que, como más tarde fui comprobando, parecía un atributo natural en las gentes de Plescen. Aquella noche me refugié en el austero dormitorio que me asignaron y agarré el sueño con rapidez.


(continuará...)

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