miércoles, 13 de febrero de 2008

Obama

Obama va a ganar las elecciones; y no me refiero solo a la nominación de su partido, sino a las presidenciales... Estoy completamente convencido y, además, rendido a su causa por completo.

Obama será el próximo presidente de los Estados Unidos por la misma motivación –trascendente y la vez profundamente humana- que llevó a los aliados a ganar la guerra mundial, condujo al fin de la esclavitud o llevó al sufragio femenino: Porque la humanidad, al fin, merece y logra un futuro mejor. No es el dinero el que mueve la historia (lo empuja, si, y mucho, aunque generalmente hacia el abismo). Tampoco es el intelecto, la ciencia ni la tecnología quienes lubrican las ruedas del avance social y económico. El mundo camina a base de emociones, sensaciones, vibraciones, empatias (y odios también, para ser franco). Y a eso es a lo que Obama apela. Su discurso, -profundamente humano y al vez trascendente, parece despertar lo mejor que cada uno lleva dentro. Llamadme ingenuo, pero yo creo a pies juntillas en este hombre y en la sinceridad de su causa.

Hijo de una cooperante y un keniata, criado en Indonesia, bregado en los movimientos sociales y de derechos humanos de Illinois; formado en el librepensamiento agnóstico, el Islam laico, la mística de la Nueva Era y el protestantismo social afro americano, Obama representa, resume y reúne todo lo mejor que América puede ofrecer al resto del planeta. Y el planeta, por eso, se rinde a su verbo grave. Tan genial que parece mentira, sí. Pero en fin, a veces la vida depara estas magnificas sorpresas.

Obama el profeta de la globalización, Obama, el hombre guiado por principios. ¿Se puede pedir más?

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