viernes, 1 de febrero de 2008

Intuición

Escucho a Cat Stevens; una mañana de viernes. A mis espaldas, tras el enorme ventanal, el perfil de Manila, y más allá el mar de la China Oriental. En mi mesa yacen, como pájaros dormidos, informes de bosques, archivos y documentos sobre cambio climático, cartas sin responder. Brilla el sol del trópico sobre la gran ciudad. Y de pronto caigo en la cuenta: soy todo; soy nada. Soy el taxista recorriendo las avenidas; soy el campesino en el arrozal, soy el marino navegando; la mujer pariendo, el niño jugando. Soy todos, soy ninguno.

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