martes, 13 de noviembre de 2007

Cargas en el mar


A veces la vida pesa demasiado. No es que resulte difícil portar la carga: es solo que el equipaje excede las fuerzas. Claro que, al final del camino (¿cuál camino?) tal vez descubres que aquellas albardas resultaron a la larga llevaderas. O no.

Todo esto lo escribo por un amigo que se ha roto. Sus ojos navegan en lágrimas. No lavan el dolor, solo lo muestran desnudo. Es un dolor a raudales, como el de un árbol quebrado por un rayo, o el de un pez agonizando en una orilla. Llegará un mar, una marea alta, y el pez se diluirá en el océano de nuevo. Un océano cubierto de lágrimas. Pero en el agua, ya se sabe, todas las cargas se aligeran.

1 comentario:

Anónimo dijo...

creo que es de las cosas más hermosas que jamás has escrito, y eso es mucho. tu hermano, que te admira